Una de las frases más representativas de mi vida, que uno de los mejor guardadores de silencio (que hasta por toda la casa tenía el recordatorio que hablar estaba prohibido) y maestros de lo sagrado en lo oculto; me pudieron decir, en en serio pero pareciendo broma:
«Yo tenía un perro, lo estaba entrenando para que aprendiera a no comer; pero se murió».
Yo agregaría: ¿Y si el perro se escapa y consigue «bajón», no logra sobre vivir un montón; a parte de aprender a cocinar.
Ne escuntle ini naja, ihuan ini yuiltuk, tasuskamati.
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