Todavía recuerdo como Quezaltcuat y huey tiscaliani nanteku mostraban su alegría al vernos en las actividades del año pasado.
Todavía recuerdo tus visitas anuales y tus sabias palabras. Ese olor tan agradable que se sentía cuando estabas tú, especialmente cuando se realizaban los agradecimientos a los diferentes entes…
Todavía recuerdo las platicas con los demás hermanos sobre tu situación y la impotencia que sentíamos al no poder hacer mucho.
Todavía te recordamos, y te recordaremos, por lo menos en la mente y en nuestro andar. Debemos mejorar y continuar tu legado.
Te queremos abuelito, guía y tata Polo.
Descansa, ya sea en mictlan o en el caltijpa.