Hay una gatita callejera, uno de mis soportes y madrina, que entra a la casa o llega a la puerta a pedir comida y pasar tiempo con uno, que agradece apoyando su frente en la mano… y dando caricias.
Es duro para una gata vivir en un área en que hasta los árboles del cementerio se han perdido durante la pandemia, no hay muchos animales pequeños y siguen tirando animales o se siguen reproduciendo…
Gracias a todos los que me han dado alimento para la gatita, sin nombre, igual que el último que tuve…
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